Las re-evoluciones llevan tiempo.

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En la música como en otras disciplinas, da miedo soltar lo conocido, incluso "lo que debe ser" porque todas lo hacen así. Viejas prácticas, respuestas mecánicas a las prácticas cotidianas de las artistas, músicas, compositoras y profesionales de la gestión musical. Pero atención queridas, la identidad se puede cambiar, comunicar y disfrutar.

Eso creo, las re-evoluciones llevan tiempo. Armar equipos lleva tiempo. La composición lleva tiempo. Cambiar lo que nos molesta lleva tiempo. Como el tiempo que le dedicamos a producir y grabar nuestro álbum. Como el tiempo que le dedicamos a la composición, a la prensa artística, al lanzamiento digital, a los conciertos y giras artísticas. Hay que dedicárselo, porque al fin y al cabo, este es nuestro trabajo como artistas o como mánagers y gestoras musicales.

Hace unos días, en mi Taller "Planifica tu año artístico", una artista me preguntó: "¿Cuánto tiempo hay que dedicarle a nuestro trabajo interior Susi? Con el trabajo diario, dar clases, ensayar, actuar, grabar, cuidar hijos y llevar adelante la vida no me imagino cuánto tiempo puedo dedicarle a esto."

Les cuento como hago yo. Las ideas se crean en el pensamiento, en la introspección, en cualquier momento, en charlas, en lecturas, en situaciones de la vida creativa, en las sesiones con mis artistas. En determinado momento, necesito bajar eso a mi pizarra y acomodar las ideas, en nuevas reflexiones y metodología. Le doy forma a algo nuevo, a veces es algo sencillo como un nuevo concepto. Otras veces el proceso y el resultado es mas complejo, como un cambio de perspectiva que me lleva a crear un e-book, un curso o una nueva mentoría para artistas.

En estos días estoy creando propuestas nuevas basadas en mi mensaje y propia re-evolución, estoy creando con mi socia el anclaje de una nueva plataforma, estoy bajando a mis textos mi experiencia y conceptos, porque al fin y al cabo, ese cúmulo es para compartirlo con quién desee crear revoluciones en su carrera artística.

Es decir, voy aprendiendo, descubriendo y procesando ideas y durante unos 10 o 15 días me dedico a bajar todo eso a un planner, para comunicar, publicar, ofrecer, mejorar mis mentorías o crear cosas nuevas.

No es un sistema perfecto, es el mío. Y tengo mil ocupaciones, mi trabajo, reuniones, viajes, estudiar y leer, una familia, tareas de cuidado, las compras, los trámites...

¿Me cuesta? Sí, mucho. Me encanta, es unos de mis momentos de mayor placer intelectual, aunque me cuesta sentarme a escribir y encontrar el tiempo. Pero es mi trabajo, construir y deconstruir mi identidad, producir, cambiar y comunicar, por mí y por todas las personas que me escuchan esperando una guía para sus carreras. Es mi trabajo, y al hacerlo, me siento plena.

Lo bueno es que ahora hablamos de estas cosas, de esta parte del trabajo artístico, de la identidad, de la comunicación, de las estrategias y de ser felices mientras lo intentamos. De ser artistas, de ser libres para decidir lo qué tipo de artista queremos ser, de ser ordenadas, de crecer orgánicamente. Y reconocemos que la diferencia entre una artista musical y otra, es su identidad, expresada en todos los sentidos, contenidos y modos de comunicarla.

También es bueno que entendamos que las transformaciones son nuestro lugar de humanidad, de creación, de expansión y que no hay edad ni tiempo para hacer la nuestra.

Soy feliz mientras escribo esto, porque en lo profundo, confío que vas a transitar tu re-evolución en plenitud.